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En el primer tramo, CFK habló del gobierno de Néstor Kirchner. «Fuimos los kukas los que pagamos los depósitos a plazo fijo con el Boden 12. ¡Anoten! –dijo– ¡Genios de la economía! Garparon la de ustedes, los perucas». Luego, puntualizó: NK «decidió, junto al compañero Lula Da Silva, pagar al contado la deuda con el FMI». Cuestionó a la oposición, remarcó que Mauricio Macri «entregó un país endeudado con dos dígitos de desocupación» y defendió su segundo mandato.
En ese momento hizo una defensa, también, del gobierno de Fernández. «A pesar de los errores, equivocaciones o diferencias –remarcó–, este gobierno es infinitamente mejor de lo que hubiera sido otro de Macri». Antes, había cuestionado que en el país hay crecimiento «pero se lo llevan cuatro vivos». «Para distribuir el ingreso muchas veces hay que ponerle carita fea a los que tienen mucho. ¿O por qué se creen que en mi segundo gobierno pudimos llegar al 51 por ciento? ¿O por qué creen que me odian, me persiguen y me proscriben? Porque nunca fui de ellos ni lo voy a ser hagan lo que hagan: me quieran matar, meter presa, nunca voy a ser de ellos. Yo soy del pueblo», lanzó.
Entre tanto, volvían los cantos. ¡Cristina Presidenta!, decía la Plaza. «Una más”, repetían. Y ella dijo que la tarea es otra: «Es necesario construir organización, profundidad sectorial en los sindicatos, en las fábricas. Una sola persona no puede. Tiene que haber cuadros que tomen la posta y lleven adelante el programa de gobierno que necesita la Argentina». Y planteó los cuatro ejes del programa a desarrollar.
Primero, dijo, dejar de lado el acuerdo con el FMI. «Si no logramos que ese programa que el FMI impone a todos sus deudores sea dejado de lado y nos permita elaborar un programa propio de crecimiento, de industrialización, de innovación tecnológica, va a ser imposible pagarlo», indicó. En esa línea, sostuvo que debe haber unidad en el conjunto de la sociedad para plantear que «fue un préstamo político y política también tiene que ser la solución». Allí retomó algo de La Plata: «En todo caso que lo aten a un porcentaje de exportaciones pero, que dejen de querer dirigir la política y clausurarnos la industrialización del país y convertirnos únicamente en proveedores de materia prima».
Segundo, «una alianza entre lo público y lo privado» para regular recursos estratégicos como el gas de Vaca Muerta y el litio sin perder soberanía. A los que critican la posibilidad de repetir en el país la experiencia de Bolivia y de Chile que declararon el litio como recurso estratégico, les dijo: “¡Pero qué vocación de colonia, hermano! ¡Qué vocación de volver a ser Potosí, ponete en la cabeza ser Malasia, ser Corea pero, no volver a ser Potosí por favor!”. La Plaza respondió.Cristina Kirchner siguió con el tercer punto, el pacto democrático quebrado desde el intento de magnicidio: evitar la violencia política. «Cuando escucho y dicen: hay que acabar con el peronismo o el kirchnerismo, por favor, ¿por qué tenemos que llegar al exterminio del otro si con ganarle alcanza? Se los digo como parte de una generación que fue devorada en la vorágine de la violencia política», apuntó.
Cuarto, el Poder Judicial. «Hay que volver a darle al país un Poder Judicial porque este se ha evaporado entre las tramoyas de una camarilla indigna para la historia de la Argentina», lanzó CFK. Describió a la Corte como peor que la menemista, «un mamarracho», dijo, y volvió a sostener que es único poder que no es elegido por el voto popular. «Tenemos que repensar el diseño institucional, no podemos seguir con la rémora monárquica de personas designadas de por vida que nunca rinden cuentas a nadie».
La vicepresidenta, supo este diario, ya le habría encargado a Wado de Pedro la tarea de comenzar a elaborar un programa en el que él estaría trabajando con distintos sectores sociales.
«Empecemos a cumplir la Constitución, investiguemos la deuda, investiguemos a sus responsables. Es hora de que las instituciones no estén para cuidar los intereses de las corporaciones sino la de todos los argentinos«, pidió.
Por último, con la tormenta y truenos intensos sobre la Plaza, envió un mensaje directo a la militancia: «Quiero convocarlos para que cada uno y una, en su lugar de estudio, en el trabajo, en la calle, en el bondi o en el subte, cuente quiénes son los verdaderos responsables de la situación que vive la Argentina en materia de endeudamiento, de falta de dólares, de corridas, para que esta vez la gente pueda decidir con claridad pero, sobre todo, con información».
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